lunes, 27 de septiembre de 2010
IMPULSE
IMPULSE
Hace unos cuatro meses que escribí un cuento para Santiago en 100 palabras, fue entretenido, primero porque me dieron un límite, es difícil escribir con límites y lo segundo fue escoger el tema que vas a escribir, bueno y al final escribí lo que me había pasado ese día, fue simple, trataba más o menos de lo que sucedía cuando ibas en el metro y encontrabas a alguien guapo y había intercambio de miradas, pero que al final siempre se bajaba en una estación que no te bajabas tú y aunque así hubiera sido, no tenías el valor ni si quiera para mirarlo mientras él te miraba, creo que hay hasta un comercial que expone esa situación, donde ambos se acercan y se besan y al final es sólo la imaginación de cada uno, nada pasa, nada sucede, nada cambia, sólo cuando te atreves a ejecutar alguna acción que cambié la situación, pero el miedo al ridículo o al rechazo siempre gana. Les contaré a continuación lo que me sucedió el día de hoy, iba camino a una reunión que me agendaron hoy mismo, algo inesperado y a una hora inesperada también, seis de la tarde, a quién se le ocurre poner una reunión a esa hora, sólo alguien que no tiene vida, pero bueno, me fui a mi casa un rato para hacer hora, ya que yo no acostumbro a ir al centro de la ciudad a esa hora, me arregle tranquilamente, me amonone un poco, porque a esa hora nadie tiene buena cara, me puse mi gorrito de rigor, porque hacia frio y caían algunas gotas de unas nubes especialmente bellas y apocalípticas, me fui con la mejor de las músicas en mis oídos caminando a tomar el metro hacia mi reunión, para que voy a decir una cosa por otra, lo estaba disfrutando. Entré al metro y me subí al primer tren que llego, y entre mi música y la observación de la gente que acostumbro a practicar, estaba bastante entretenida, cuando en una estación que no recuerdo cuál era, se subió un hombre joven, medio apurado con unas carpetas en su brazo y hablando por celular, se veía un poco distraído, yo me encontraba cerca del cuando termino de cortar su teléfono y nuestras miradas se entre cruzaron, wow dije yo, que ojos más bellos, las estaciones pasaban una tras otra y sentía su mirada, cada vez que lo miraba yo el desviaba su atención para otro lado, pero era evidente que la evadía, en ese momento recordé aquel cuento que escribí para ese concurso, se parecía tanto a lo que sentí en ese momento, y pensé que se puede perder?, acaso es más valiente hacer amistades por facebook que en vivo y en directo?, seguían pasando las estaciones y nuestras miradas seguían cruzándose, y seguí pensando, quizás cuantas veces estamos en esa situación y no vuelves a ver nunca más a una persona que tenias ganas de conocer, así que me saque los audífonos, puse mi mejor sonrisa y extendí mi mano y le dije, Paulina Donoso, me presento, desde ahí nos bajamos en la misma estación y seguimos conversando hasta que el llego a su oficina, me invito a almorzar y sigo pensando que tiene unos ojos maravillosos, llegue a mi casa contándole a mis hijas lo que había pasado y su exclamación fue……Mamá…..la media perso………y mi hija menor me dijo…..Mamá eres mi idola……jajajajajja…..no sé si soy idola o no, pero créanme, me sentí muy bién, hay que experimentar ese tipo de situaciones, uno hace que pasen las cosas, en estos tiempos nos escondemos detrás de comunidades virtuales donde no damos la cara y nos aseguramos que no nos rechazaran, pero saben que, se siente bién atreverse, se siente bién extender una mano y saludar a un desconocido, se siente bién hacer que las cosas pasen. Por ahora tengo un almuerzo mañana y saben que, pase lo que pase, es entretenido igual y mi cuento de Santiago en 100 palabras, acaba de cambiar su final.
Polet con la media perso
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